Hábitos para mejorar la eficiencia energética en el día a día

mejorar la eficiencia energética

Mejorar la eficiencia energética del hogar es un tema que nos preocupa cada vez más. La mayoría de recomendaciones giran en torno a cambiar los electrodomésticos o instalar bombillas LED. Estas medidas son muy positivas, pero el verdadero impacto no depende solo de la tecnología, sino también de nuestros hábitos cotidianos, de cómo usamos la energía. Es decir: no depende de qué tienes en casa, sino de cómo lo utilizas.

 

¿Se puede mejorar la eficiencia energética realmente o es una falsa sensación?

Los electrodomésticos con etiqueta A+++ ofrecen un rendimiento energético superior, es cierto, pero no significa que hagan disminuir el consumo general de la vivienda.

Según datos del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), el aumento del tamaño y de las prestaciones de los electrodomésticos compensa en parte las mejoras de eficiencia. En resumen: compramos productos más eficientes pero los utilizamos más tiempo o con mayor intensidad.

  • Por ejemplo, una lavadora moderna puede consumir menos energía por ciclo, pero si lavamos con más frecuencia, no habrá tanta diferencia ya.
  • Lo mismo ocurre con los televisores, que son cada vez más grandes y de mayor resolución, o con el uso constante del aire acondicionado.

Para que exista eficiencia energética también tiene que haber un uso racional.

 

El consumo invisible: los pequeños detalles que suman

Lo que conocemos como “stand by” o “consumo fantasma” representa entre un 7% y un 10% del gasto eléctrico anual de una vivienda media. Consolas, cargadores, routers y televisores siguen consumiendo energía aunque estén “apagados”.

  • Un hábito tan simple como conectar varios dispositivos a una regleta con interruptor, y desconectarla por la noche, puede reducir el consumo energético sin que afecte en absoluto a nuestra comodidad.
  • Otra buena idea es regular la temperatura de la nevera, que es el electrodoméstico que más energía consume del hogar. Mantenerlo entre 4 y 6ºC, y el congelador a -18ºC, evita el sobreesfuerzo del motor sin comprometer la conservación de los alimentos.

 

Climatización y buenos hábitos térmicos

La climatización es uno de los mayores gastos energéticos de los hogares españoles. Sin embargo, buena parte de este gasto se debe a la falta de coherencia en los hábitos térmicos.

  • ¿Sabías que bajar la temperatura de la calefacción un solo grado puede ahorrar hasta un 7% del consumo?
  • En verano, dejar el aire acondicionado entre los 25 y los 26ºC y usar ventiladores disminuye notablemente el gasto energético.
  • Más allá de los ajustes en los termostatos, el aislamiento pasivo también cuenta: bajar las persianas cuando cae el sol, ventilar de forma cruzada o cerrar las puertas para mantener zonas térmicas estables son hábitos sencillos pero muy eficaces.

 

Iluminación

Utilizar bombillas LED es un gran avance, pero el verdadero ahorro parte del uso racional de la luz. Algunas acciones positivas son:

  • Aprovechar la luz natural todo lo posible.
  • Limpiar las lámparas con frecuencia.
  • Colocar los puntos de luz de manera estratégica.
  • Utilizar detectores de presencia y temporizadores, especialmente en las zonas de paso a exteriores.

 

Agua caliente y uso responsable

Calentar el agua también consume mucha energía. Ducharse en lugar de darse un baño es una recomendación básica que todos conocemos, pero existen otras más técnicas:

  • Revisa la temperatura del calentador o termo eléctrico: mantenerla alrededor de 50ºC es suficiente para la mayoría de usos.
  • Incorporar aireadores y duchas de bajo caudal reduce el volumen de agua caliente que usamos sin afectar a la comodidad.

Con estos pequeños gestos, el ahorro es doble: menos agua y menos energía necesaria para calentarla.

 

Lo más importante de todo es una eficiencia consciente

Mejorar la eficiencia energética depende de varios factores que no podemos descuidar: las mejoras tecnológicas, la conciencia y la constancia en los hábitos cotidianos.

Controlar el uso de agua caliente, desconectar los equipos en reposo, aprovechar la luz natural y optimizar el uso de la climatización multiplica la eficacia de cualquier inversión en eficiencia.

Incorporar estos hábitos impacta directamente en la factura eléctrica y en la reducción de la huella de carbono. De hecho, mediante estas prácticas, tu hogar puede ahorrar entre un 15 y un 25% al año.

Si quieres mejorar la eficiencia de tu hogar sin grandes inversiones, empieza por tus costumbres. La energía más limpia y más barata es la que no se consume.