Las cuatro reglas básicas para hacer un buen uso del aire acondiconado.

Normas uso aire acondicionado

Si algo nos trae el verano además de los chapuzones en el mar, las siestas bajo la sombrilla y las cañitas en el chiringuito de la playa, son las eternas disputas que surgen en viviendas y oficinas cuando las temperaturas suben y llega el momento de volver a utilizar nuestro gran aliado: el aire acondicionado.

Sabemos que en pocas ocasiones se llega a un acuerdo cordial sobre la temperatura del aire o el tiempo que debe estar accionado, además de que, en muchos casos, nos encontramos con el problema añadido de que no se realiza un buen uso del mismo. Esto es algo que hoy en día resulta imperdonable, ya que un mal uso del aire acondicionado repercutirá directamente en el medioambiente y en tu bolsillo. Si hoy las viviendas se modernizan para ser más sostenibles y eficientes en términos energéticos, el uso del aire acondicionado debe ir en el mismo sentido.

Por todo ello, hoy nos gustaría aprovechar este post para compartir contigo cuatro claves básicas que debes tener en cuenta para hacer un uso correcto y responsable de tu aire acondicionado. No debes olvidar que un desconocimiento a la hora de usar el aire puede provocar, además de que tu salud se resienta, un derroche de energía innecesario que podría evitarse fácilmente.

1.- Dedica un poco de tiempo a leer  las instrucciones

Sí, somos conscientes de que parece una obviedad pero el primer paso para utilizar tu aire acondicionado de manera eficiente pasa por leer con detenimiento las instrucciones de uso. Como te decíamos, aunque parezca lo lógico, pocas personas se toman esta molestia y se lanzan a utilizar su aparato refrigerador sin conocer sus funcionalidades más básicas. Si quieres utilizar correctamente tu aire acondicionado, nada como destinar un poco de tiempo a entender su funcionamiento: si tiene un modo ahorro, cómo se programa el termostato, si tiene función Sleep, si tiene filtros de limpieza de aire… Solo así conseguirás utilizarlo con responsabilidad y evitar posibles averías.

2.- Nunca lo arranques a la máxima potencia

Una práctica tan común como errónea, sobre todo en días muy calurosos, es la de encender el aire acondicionado a su máxima potencia y a una temperatura muy baja, pensando que así van a enfriar antes las diferentes estancias de la casa o el lugar de trabajo. Nada más lejos de la realidad, ya que así solo conseguirás un mayor consumo energético sin que el espacio se refrigere antes. Lo ideal es que el aire acondicionado se programe con una temperatura mínima que recomendamos no sea inferior a los 18ºC, en primer lugar para no notar una diferencia tan elevada con el exterior. No es lógico estar trabajando a 15ºC cuando en la calle los termómetros alcanzan los 30ºC.

3.- Programa el termostato con responsabilidad

Aunque parezca otra obviedad, si incluimos esta norma básica es por algo. Pocas personas hacen un uso correcto del termostato y tienden a encender el aire cuando llegan a su vivienda o trabajo, en vez de tenerlo programado para conseguir una temperatura estable, teniendo en cuenta sus horarios y las franjas de más calor.

Fijar una temperatura adecuada resulta clave para hacer un uso correcto del aire acondicionado, teniendo en cuenta que no es aconsejable que esa temperatura sea más de 7ºC por debajo de la temperatura ambiente del exterior. Aunque el aire acondicionado nos proporcione un mayor confort en los calurosos meses de verano, la temperatura interior más adecuada se encuentra entre los 21ºC y los 23ºC, que aunque pueda parecer muy alta en verano, es cuestión de llevar un ratito en tu casa o trabajo para notar la diferencia con el exterior.

4.- Cierra puertas y ventanas

¿Pones el aire acondicionado con las ventanas o las puertas abiertas? Este es otro de los errores más comunes que deben evitarse ya que que si no cierras puertas y ventanas, el aire se escapará de la estancia, por lo que estarás derrochando energía sin ningún sentido. De hecho, lo más recomendable a primera hora de la mañana de un día caluroso es aprovechar que aún puede estar más fresco en la calle para ventilar, airear y refrescar estancias. El aire debe estar reservado para las horas de verdadero calor y siempre cerrando ventanas y puertas.